lunes, junio 11, 2007

mogwai


mogwai - take me somewhere nice

Ghosts in the photograph
Never lied to me
"I'd be all of that"
"I'd be all of that"
A false memory
Would be everything
My denial
My Elimenant

What was that for?

What would you do if you saw spaceships over Glasgow?
Would you fear them?
Every aircraft
Every camera
Is a wish that i never granted

What was that for?

Try to be bad

echo & the bunnymen


echo & the bunnymen - the killing moon

Under blue moon I saw you
So soon you'll take me
Up in your arms
Too late to beg you or cancel it
Though I know it must be the killing time
Unwillingly mine


Fate
Up against your will
Through the thick and thin
He will wait until
You give yourself to him


In starlit nights I saw you
So cruelly you kissed me
Your lips a magic world
Your sky all hung with jewels
The killing moon
Will come too soon


Fate
Up against your will
Through the thick and thin
He will wait until
You give yourself to him

violent femmes


violent femmes - blister in the sun

When Im out walking I strut my stuff yeah Im so strung out
Im high as a kite I just might stop to check you out
Let me go on like I blister in the sun
Let me go on big hands I know your the one
Body and beats I stain my sheets I dont even know why
My girlfriend shes at the end she is starting to cry
Let me go on like I blister in the sun
Let me go on big hands I know your the one...

sr chinarro


sr. chinarro - estrenos t.v.

Santiguado quedas, querido inocente. Cual los patos meneabas tu colita, cual, en enaguas. Ay, qué tripa más fresquita. Unos y otros desde el agua te decían...ve y prende la tele, no tomes apuntes, aprende del prenda que suelta las riendas y, sin caballo, ríe desbocado, y sin palabras se queda a su lado; ahogadillas en sus ojos claros. Un castigo, todos salen de su curso. Un diluvio: hay una cesta, aúlla en la orilla. No soples ya, loba: mirilla en la puerta, mirilla en el rifle. Hoy los colonos descubrieron tierra; la infantería y su desembarco, una boca en la cara de piedrra y la mano: ella amamanta, ella mama.


Verdad como puños.

miércoles, junio 06, 2007

Grindhouse (2): Death Proof


Estaba cantado. Desde el primer momento en el que se supo que este proyecto iba a llevarse a cabo, todos sabíamos que a Rodríguez le tocaría la parte gore del pastel, mientras que el señor Tarantino se decantaría por el lado de la exploitation vía venganza, road-movie, con elementos de blaxploitation. Death Proof cuenta la liviana historia de Stuntman Mike, un psicópata otrora doble de escenas de riesgo en teleseries de poca monta que se dedica a acosar a jovencitas en la carretera, dándoles muerte siempre usando su coche. En apenas 85 minutos y con una historia radicalmente dividida en dos, al cineasta le da tiempo de impregnar toda la historia con esos interminables diálogos de besugo tan caros en su cine, lanzar guiños un tanto hirientes hacia el panoráma cinematográfico actual (1) y dejar claro una cosa, por si no lo sabíamos: es, actualmente, uno de los mejores cineastas de género que hay: solo hay que echar un vistazo a la escena que divide la historia, un majestuoso choque frontal entre dos coches que se nos ilustra no una, ni dos, sino hasta tres veces, desde otros tantos puntos de vista, o a esos quince minutos finales, que deben entrar dentro de la categoría de 'mejores persecuciones de la historia del cine'.
Y podría aburrir contándoos el amor por el cine de género que destila cada uno de los fotogramas de Death Proof o lo mucho que le gusta a Tarantino una negra (2). Pero no. Simplemente os voy a decir que, aparte de lo miserablemente triste que resulta ver Grindhouse mutilada (3), tanto Planet Terror como Death Proof son dos peliculitas que te reconcilian con el niño que se pasaba las horas muertas viendo películas baratas en la 2 por la tarde, que te hace albergar esperanzas de que aún existe gente en el mundo del cine con pasión y, por supuesto, gente tan tonta como para dejarse embaucar, y hacer posible que un producto tan suicida como este se haya podido llevar a cabo aunque aquí lo veamos mutilado. Esperaremos al DVD.

(1) En un pasaje del film, podemos ver como un Grindhouse emite una doble sesión de Scary Movie 4 y Wolf Creek perfectos exponentes contemporáneos de lo que un cine de esas características proyectaría hoy día.
(2) Jocosamente, en una escena de la película, un redneck de la américa profunda se refiere a una de las chicas como "de color", ante la extrañeza de su amiga": impensable en los tiempos de las grindhouses.
(3) ¿Qué demonios harán con los trailers?

martes, junio 05, 2007

hostel 2



Nota: La siguiente reseña se basa en el visionado del workprint que ha sido filtrado en los programas P2P. De todas maneras, no hay visos de que el resultado final vaya a distar mucho de lo que pude ver. Aunque, en los tiempos que corren, quien sabe...

Nuestro querido amigo Eli Roth, lo más autenticamente seventies que importamos de los USA junto a Rob Zombie, está a puntito de estrenar en todo el mundo la secuela de su exitosa Hostel. A día de hoy, a un año de su estreno, aún la tenemos fresquita: la cinta de Roth ha sido la última película-fenómeno llegada desde norteamérica, a tenor de lo ofrecido a través de la prensa extranjera y su exhibición previa en festivales: que si su violencia alcanzaba límites casi insoportables, que si era machista, misógina, homófoba, que si la gente se había desmayado durante alguno de sus pases...todo ello aliñado por una memorabilia que nos retrotraía a tiempos mejores para el cine de terror: fábricas chorreantes de tuberías desencajadas, angostos pasillos que parecían no tener fin...y unos carteles que desafiaban las leyes pacatas y moralizantes de la (fascista) MPAA: un tipo enfundado en un vaquero marca-paquete a lo "Sticky Fingers" de los Rolling Stones, agarrando una cabeza despojada de su cuerpo de mujer o una taladradora insertada en la boca de una de las víctimas, con la broca formando un siniestro relieve a lo largo de la garganta.
La premisa de Hostel era poco original: nos retrotraía a la típica historia de la caza del hombre, pero con una ligera variante para adaptarla a los tiempos que corren: un grupo de ricachones hastiados de no saber en qué gastar el dinero, se dan cita en una fábrica ignota de un país dejado de la mano de dios, ejem, los EEUU, Eslovaquia, para torturar adolescentes, en general turistas borrachuzos pre, post, o directamente Erasmus, dispensados previamente por una organización a través de subasta por internet, a lo E-Bay (1). Así, un grupo de tres jovenes ávidos de sexo fácil, se encuentran con que van a experimentar otro tipo de pérdida de fluidos en la pérfida Europa. De nuevo, motivo para la polémica: Eli Roth afirmó haberse basado para la historia en algunos sitios web en los que había gente que ponía precio a su vida. Pocos le creyeron poniendo el grito en el cielo y acusando al cineasta de nada menos que emprender una campaña alertando de los peligros que supone el viejo continente. Nada nuevo bajo el viejo sol de lo políticamente correcto.
Para Hostel 2, Eli Roth sabe como pasarse por el forro de sus tejanos a todos los criticuchos de tres al cuarto, asumiendo su espíritu de secuela nonsense: en lugar de seguir las peripecias del único superviviente de la primera masacre, opta por cambiar el sexo de los portagonistas, y ahora en lugar de ser tres varones salidos, son tres hembras ávidas de... arte. Estudian pintura en Roma y allí, una modelo, les invita a desestresarse en el mayor y mejor spa del mundo. Bingo. Está en Eslovaquia, y la historia, de aquí al final, se la saben de sobra. ¿Por qué, entonces, hemos de pasar por caja? No solo por verle el careto majestuoso y de bella madurez a la añorada Edwige Fenech, o por ponerle cara al recuperado Ruggero Deodato. Hostel 2 cuenta con un factor que, si en otras secuelas se presenta como una gran traba, aquí se manifiesta como un alivio: el sorpresa. Una vez que ya sabemos que todo el tinglado lo forman unos ricos caprichosos, ¿qué queda? pues mostrar un poco como lo hacen, como se organizan, qué pintas tienen, etc. Y si bien no se ha aprovechado del todo esa cara del relato (2) sí que se ha tirado de bastante humor negro y mala leche (3). Por lo tanto, la acción comienza desde el primer minuto de la cinta, (4) desarrollándose cómodamente casi en su integridad en la bella Eslovaquia, con una fotografía tenebrosa (5) y con eminentes guiños al fantaterror europeo (si antes citábamos la participación de la Fenech y el señor Deodato, no podemos pasar por alto una de las escenas cumbre de la cinta, en la que la condesa Bathory es dígnamente homenajeada). Aparte, el elemento 'crueldad' de la película, lo que todo el mundo espera, por lo que todo el mundo va a ver la película, a ver si ahora vamos a ver porno por las cosas que se dicen, es superior a la primera, con creces. La primigenia Hostel contenía un puñado de escenas incómodas, pero todas apegadas a un aire cómic lo suficientemente acentuado como para que el espectador pudiese mantenerse a cierta distancia, y el efecto, más que nauseabundo, fuese de carcajada sonora (6). Sin embargo, en esta secuela sí que hay escenas que pueden incomodar (7).
Con Hostel 2, Eli Roth ha conformado un extraño híbrido entre las cintas de exploitation europeas de los 70 y el terror de diseño adolescente contemporáneo, tomando de cada uno lo mejor y evitando el acercarse a la burda comedieta adolescente.

(1) De esto no tenemos constancia hasta bien entrada la secuela.
(2) Tampoco dan para mucho sus ajustados 93 minutos.
(3) Por ejemplo. el método para seleccionar a las víctimas, la ropa que llevarán, o las armas que usarán.
(4) Son en esos minutos en los que Roth demuestra, aparte de tenerle un cariño inmenso al cine de género, una cara dura que embarga y que, sin duda, provocará gritos de hereje entre el fandom más recalcitrante y corto de miras.
(5) Por ejemplo. los momentos justamente anteriores al secuestro de la bella Beth, interpretado ajustadamente por Lauren German, con el spa a modo de estepa desolada.
(6) Aún recuerdo el tijeretazo al ojo, o el corte a los talones, más propio de los delirios de Peter Jackson, que del rollo malrollista de, pongamos, Buttgereit.
(7) Un brutal asesinato, curiosamente, en off, o la última de las escenas, homenaje declarado al género de caníbales/mondo que originó el ya citado Ruggero Deodato.

Grindhouse (1): Planet Terror


La primera película del díptico que conforma este ejercicio de estilo nostálgico llamado Grindhouse, lleva por título "Planet Terror" y está dirigida por el injustamente denostado Robert Rodriguez. Cuenta la (confusa adrede) historia de un arma bacteriológica que diezma a la población mundial, convirtiendo a la masa en una enfebrecida piara de zombies, con el único propósito de aniquilar, mutilar, desmembrar, y pegar más de un mordisco. Sin lugar a dudas, el señor Rodríguez se ha tomado el asunto muy en serio: las interpretaciones son abismalmente histriónicas, llevándose una montaña de laureles el desaparecido Josh Brolin, o Michael Biehn, que ilustra los pasajes más 'macho-épicos' de la historia. El tono del film, el esperado: humor negro a espuertas, gore a paletadas, mucho más del que estamos acostumbrados en una gran producción de hollywood, y muy poca vergüenza; una capacidad para crear iconos asombrosa (la imagen de la bailarina gogó, con la pierna amputada y reemplazada por una metralleta, la enfermera con el rimel corrido empuñando jeringuillas); jugosos cameos que se extienden más allá de lo anecdótico (Tarantino y su ya típico papel de maníaco sexual, Bruce Willis, esta vez ejerciendo el papel de malo de la función o Fergie, de The Black-Eyed Peas, mero florero para marcar tetas y justo guiño para lo que suponía este tipo de productos en la época en la que florecieron.
Hay que decir que Grindhouse ha sido un total y absoluto fracaso en los USA. Las razones que se me ocurren, a bote pronto, pueden ser varias: uno ya no está acostumbrado a meterse en un cine y ver mas de 180 minutos de cine, a no ser que sea Titanic o El Señor De Los Anillos, esto es, una filmación pulcra y limpia que dista mucho del grano gordo, los trazos de rollo sucio y el sonido cuasi monofónico del que hace alarde el proyecto Rodríguez-Tarantino. Otro, podría ser, que el público aficionado a las dobles sesiones vivía en otra época de la historia radicalmente distinta a la actual, más acostumbrado al machismo o la violencia cruda sin adornos o coartadas de ningún tipo, menos apegada a la violencia fashion contemporanea. Sea cuales sean los motivos, Rodríguez ha firmado en esta película uno de sus más sinceros y mejores trabajos, entretenido hasta la nausea, vertiginoso, arrebatador y deliciosamente chabacano. Sin medias tintas, como en los viejos tiempos.