lunes, julio 23, 2007

el modelo grindhouse aterriza en España


Pues si, a pesar de que el proyecto conjunto entre Tarantino y Rodriguez vaya a estrenarse mutilado, Manga Films ha decidido ir contracorriente y hacer justo lo contrario, aunque yendo al meollo de lo homenajeado: programar una doble sesión con películas cuyo espíritu se asemeje al de aquellas polvorientas cintas en lo que todo era gratuito menos la entrada del cine. Este experimento, que esperemos que cuaje (por dos razones: se estrenarían muchos más productos de esta calaña hasta ahora relegados a dvd y tendríamos dos entradas al precio de una) se estrena en España el 14 del próximo mes de agosto, y lo conforma este par:

  • Desmembrados: con este tan original titulo se estrenará la estimable comedia negra 'Severed', que sigue la estela paródica de titulos como "Shaun Of The Dead" o "Evil Aliens". Cuenta la historia de un grupo de yuppies estresados que se van al bosque a tirarse bolas de pintura, y acaban siendo troceados por un grupo de terroristas de la Europa del Este. Muy cafre.
  • Ovejas Asesinas. Explícito título para una película ya comentada por estos lares. Ecologistas torpes, hombres-oveja y mucha sangre lanosa. Diivertida y con su puntillo cafre.
Desde aquí aplaudimos la iniciativa y le deseamos una larga vida. Ojalá en los cines que se proyecte dejasen fumar, beber alcohol y esas cosas que nos lo harían pasar mucho mejor.

Le Démon dans l'île - 1983 (Piezas Asesinas)



Siempre que llega el domingo elijo entre las películas que tengo descargadas que aún no he visto. Suele ser una tarea frustrante, porque tengo demasiadas y soy muy indeciso. Esta fue la última que vi en el día, un ripeo de cinta vhs que ni se escucha ni se ve mal del todo. Se trata de Le Démon Dans L'Ile, una oscura, por desconocida, película francesa de los 80, un tanto dificil de clasificar. Podríamos concertar que se trata de un giallo con ribetes fantacientíficos. A saber: una doctora llega a una isla para ocuparse de sus habitantes, después de que estos muestren una cierta desconfianza con el que hasta ahora ha sido su médico de cabecera, el doctor Marshall. Y como para no confiar: imagínense a un cruce entre Jaime De Mora Y Aragón y Pierre Nodoyuna, siempre de chaqueta aunque con un sol de justicia, de esas personas que aunque te estén dando los buenos días parece que estén firmando tu sentencia de muerte. Pues bien, resulta que la muchacha doctora, una especie de Eva Perales sin estrabismo y con belleza pajaril, debería haberse quedado en el país gabacho, ocupándose de los extranjeros o, como bien apostilla eufemísticamente una funcionaria, "continentales". ¿Que por qué? demonios, porque resulta que es llegar ella, y los cacharros se vuelven locos (sí, por eso lo de 'piezas'). El alcalde se corta al afeitarse, pero un corte que no se tapa con un taponcillo de papel, como hace(mos) todo hijo de vecino, sino uno de estos que harían las delicias de Argento. A una vecina le estalla la cafetera en las narices, un burgués se corta unos cuantos deditos al mostrarle a su hacendosa mujer como se colocan las cuchillas del efectivo cuchillo eléctrico que acaba de comprarle por su cumpleaños (se lo merece, sin duda, por tener semejante detalle con ella: le faltaba un par de calcetines blancos con el par de rayitas de colores) o una niña pierde un ojo porque un osito tamborilero le clava una baqueta (!!!). ¿Qué es lo que pasa en esta isla, que parece que el supermercado está enamorado de Stephen King?
"Piezas Asesinas", que así fue llamada en los cines de España, o al menos en los videoclubs de barrio, es una película muy recomendable a pesar de esa trama que no está lo suficientemente explicada. Los personajes que habitan la isla parecen desnortados y manifiestan un machismo galopante; tenemos la ración de desnudos por parte de la guarrilla del pueblo y, por supuesto y en la tradición del mejor giallo, un final delirante, ridículo, fascinante, soberbio, en el que podemos asistir a un par más de muertes rebuscadas (la del horno es impagable) participa un niño que parece pariente de Lauren Postigo, y sorprendentemente, bañado por una poesía romántica, de la tradicional, de la de cementerio y niebla.