jueves, octubre 26, 2006

Para Entrar A Vivir



Jaume Balagueró empezó con buen pie en el formato película: Los Sin Nombre era un competente thriller terrorífico sobre sectas satánicas, basada en una novela del británico Ramsey Campbell. Lo tenía todo, unos buenos actores, una buena historia, y una fotografía espectacular. Cuando todos fuimos al cine esperando lo mejor de Darkness nos llevamos las manos a la cabeza indignados. Una película torpe, infantil, indigna de alguien con tan magnífico debut, repleta de movimientos de cámara chirriantes e inútiles, giros argumentales hilarantes y fallos de guión en los que caería hasta un debutante. Cuando me enteré de que tenía en ciernes una nueva película, en inglés, con Calista Flockhart de protagonista (si, Ally McBeal) pensé automáticamente para mis adentros y afueras ''Va a ir a verla su tía''. Y así fue, aún sigo virgen de su tercer largometraje, el que según parece no está mal pero no se acerca a la primera. Sigo pasando, sinceramente. A esto que Balagueró le ha tocado realizar una de los telefilmes de la serie Películas Para No Dormir, cuyo extraño y feo nombre es Para Entrar A Vivir. Y qué quieren que les diga, es una pequeña película (apenas pasa de la hora) de una factura técnica abrumadora y unas interpretaciones por encima de la media. Una pareja busca piso (no se admiten chistes, que la cosa está muy mal) y acaba viendo uno semi abandonado, en las afueras de la ciudad, y con muy mal aspecto. La mujer de la inmobiliaria presenta un aspecto siniestro, hay maniquís por todos lados, nada da buena espina...Y hasta aquí puedo leer. Es mejor que entren sin noticia alguna más allá de las que someramente les he explicado: Balagueró conforma un salvaje survival horror a la manera de las películas del coloso yanki. Basada casi toda ella en una angustiosa persecución, el director catalán aprovecha los espacios del edificio con desmesurada pericia (recuerden el ascensor, si no). Tanto Macarena Gómez como Nuria Gonzalez están soberbias, no así el soseras de Adriá Collado, aunque como pasaba con Leonor Watling en La Habitación Del Niño su intervención no es demasiado larga y los efectos gore, aunque tardan en aparecer, son efectivos. Aunque, en el lado negativo, podríamos resaltar una serie de ''despertares'' (cuando lo vean entenderán de qué les hablo) que no vienen a cuento y lo único que hacen es crear confusión; Macarena Gómez bordea el histrionismo en ocasiones, a veces, y Balagueró parece que no puede dejar el efectismo barato a un lado (la escena al ralentí es innecesaria y torpe). Aún así, es un paso de gigante si la comparamos con el bodrio de Darkness película, esta sí, que debería haber quedado relegada al mercado DVD. Esta, lástima, no se estrenará en cine. Incomprensible.