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lunes, enero 04, 2010

I Sell The Dead (2008)



Es genial cuando uno se dispone a ver una película de la que no espera nada, y no solo le da más, sino que acaba convirtiéndose en una pequeña joyita, imperfecta, modesta y, lo mejor de todo, hecha por gente que le tiene al género de terror un cariño infinito. Si durante este año ya veíamos "Trick or Treat", que ahondaba y prorrogaba el legado de las películas de terror juveniles de la década de los 80, con "I Sell The Dead" se homenajea a la serie B de Roger Corman, la saga de Evil Dead y los seriales y cómics de terror de los años cincuenta de la EC Comics (los de "Cuentos desde la Cripta"), todo ello adentrándose en la comedia.
La historia es sencilla y se nos cuenta a través de una confesión en forma de flashback: la que relata el ladrón de cadáveres (tema recurrente durante la época del cine dorado de terror añejo) Arthur Blake (Dominic Monaghan) al sacerdote Duffy (interpretado por el siempre maravilloso Ron Perlman), justo después de que el compañero de tropelías de aquel, Willie Grimes (Larry Fessenden) haya sido ajusticiado mediante la guillotina. Arthur intenta convencer al padre de su inocencia, no tanto como espoleador de tumbas sino como asesino: su oficio lo aprendió desde pequeño, de la mano de Willie, trabajando para un científico loco interpretado por el venerable Angus Scrimm (el inolvidable Hombre Alto de la saga Phantasma). Ven como su negocio se puede ampliar mediante la 'adquisición' de 'cadaveres inusuales' y, a la vez, ven como se enfrentan a una temible banda que les hace la competencia, la familia Murphy (con un trío de villanos de antología). Y hasta aquí podemos leer.
Todo en esta película está cuidado con mimo: las continuas referencias al cómic, el cuidado y detallado diseño de producción, los diálogos que se van produciendo sin descanso y que, lejos de aturrullar, hacen que la acción avance a un modo frenético... Se nota que Glenn McQuaid es un gran aficionado al género y que su única intención es la de ofrecer un espectáculo digno, conciso (la película se alarga poco más de los setenta minutos) y que incluso se puede disfrutar con toda la familia. Si acaso se le podía haber sacado más partido al trío de villanos, pero es pecata minuta para un entretenimiento dignísimo que pasa como un suspiro y deja con ganas de más.

jueves, noviembre 13, 2008

Eden Lake (James Watkins - 2008 - GB)


De un tiempo a esta parte, un par de títulos han coincidido en temática dentro del cine de terror: la de acosadores y psicópatas menores de edad. Quizás los guionistas se estén dando cuenta que el miedo y lo desasosegante cada vez se da más la mano con el salvaje y primitivo mundo de la infancia. Una, la más antigua, Ils, jugaba la baza del enigma: una pareja era acosada por una panda de chavales hasta darles muerte, pero sólo hasta el plano final se nos revelaba el origen de tales agresiones. La otra, estrenada este año y con resultados bastante funestos, es The Strangers, donde el director se leyó minutos antes el manual del susto y, con elementos que podrían haber funcionado a la perfección con una mano maestra (pienso en el Carpenter de Halloween y se me ponen los pelos como escarpias), pergeñó una insulsa muestra de, otra vez, survival horror, con una pareja en crisis siendo acosada en una casa por un trío de psicópatas que acaban con su vida, simplemente, por placer. Hemos obviado Funny Games por ser un remake calcado, aunque, en el fondo, tiene la misma temática.
Eden Lake parte de una premisa habitual en los survival horror: una pareja va al campo a disfrutar de un idílico fin de semana en un lago llamado, precisamente, Eden. Un encontronazo con una pandilla de adolescentes más bien talluditos (no superan los 16 años ninguno de ellos, y esta vez de verdad, no como en nuestros castings para las series de jóvenes... ya me entienden, treinteañeros imitando a zagales) convertirá su jornada en un infierno. Hasta aquí, el argumento les puede dar una pereza tremenda, pero no se confundan. No estamos ante el típico producto sensacionalista, gratuito, o efectista. No, tampoco se confundan. No estamos, tampoco, ante cine social y aleccionador a lo Ken Loach. Aquí hay sangre, y dolor, mucho dolor. En la película de John Boorman Deliverance, se apuntalaban las reglas del survival horror: terreno salvaje, intrusos en una localización poco generosa en cuanto a extranjeros y una anécdota que dispara todas las alarmas y hace que, el más sensible de los urbanitas sociables, se convierta en una máquina asesina y desesperada por la supervivencia. Eden Lake no es una película fácil: empatizamos con la pareja a las primeras de cambio y asistimos a pasajes que, todos más o menos, hemos sufrido (es decir, los primeros diez minutos... el que abusa del débil usando la fuerza del grupo). A esto se le une un mensaje que vertebra toda la película, que brilla intensamente en un pasaje durante la primera mitad, y que estalla en toda su inmensa crueldad en los últimos y desoladores cinco minutos: que la violencia engendra violencia, que de tal palo tal astilla, que la culpa de todo la tienen los padres. El plano final remata todo el espiritu pesimista de una obra necesaria, incómoda de ver, casi perfecta en su ritmo y economía de medios: el joven desprovisto de moral, ausente de valores, aislado en la burbuja que, palo a palo, ostia a ostia, se ha ido formando, que se mira al espejo y se siente orgulloso de lo bien que le sientan unas gafas rayban aviador.
Presentada con brillantes críticas en el pasado festival de Sitges, Eden Lake es la prímera película del director británico James Watkins, culpable del guión de aquella joya oculta llamada The Little Eye, que denunciaba los resortes de reality shows como Gran Hermano y que se ocupará de lo propio con la secuela de la estimable The Descent. Con sólo treinta años, ha conseguido tejer un híbrido perfecto entre Deliverance y ¿Quién puede matar a un niño?, una película de esas que no sabes si aconsejar, pero cuya calidad artística y técnica están más allá de cualquier duda. Según sus palabras, esta película no se disfruta. Esta película, se sobrevive. Se sobrevive, pero permanecerá en mi recuerdo mucho más que cualquier otra película que se estrene este año por estos lares.

martes, septiembre 09, 2008

The Strangers (Bryan Bertino - 2008)


Hay que tener mucho cuidado con la forma en que se narran las historias. El principal problema de The Strangers es que su director, Bryan Bertino, no lo hace del modo adecuado. Tenemos una historia más vieja que el tebeo, sobre todo dentro del cine de horror: una pareja es acosada por un grupo de desconocidos en una casa aislada. A partir de ahí, el consabido juego del gato y el ratón. Unos corren, los otros persiguen, el armario como escondite, los porrazos en la puerta... la falta de tensión radica en que el director, primero, estructura tan debilmente la historia que la empatía con los personajes es nula (hacia la mitad de la película desconectas completamente, y te da igual lo que vaya a pasar); estira tanto la tensión, que acaba por provocar aburrimiento, y ni siquiera se apoya en golpes de efecto que animaran la función; simplemente, corre corre que te pillo, y sopor. Mucho sopor. Se equivoca en la fotografía, sugerente y brillante a ratos, pero en la que reina la confusión debido a un exceso de oscuridad. No acierta a elegir el tono estético adecuado (un aspecto documental le habría ido de perlas, y opta por algo así como una camara que siempre se mueve a lo "24" y un estilo, llamemosle así, de "artesano". Lo mejor es, sin duda, su duración: unos ajustados 75'(aunque se hacen pesados como una losa), cómo integra el sonido para ejercer tensión, ya sea en un tocadiscos que toca un disco rayado, o los numerosos silencios que pueblan la película,  y su loable intención de ilustrar un crimen típico y frío, ejecutado por psicópatas. Bryan Bertino parece que nos dice que ha visto mucho cine de terror, y quizás con una buena historia detrás (en The Strangers, la historia ''real'' no es que sea mínima, es que casi no existe) pueda armar algo con enjundia. Películas como "Vacancy" o "Ils", con varios puntos en común con ella, son infinitamente superiores, porque hacen que su historia avance, la trufan con sucesos, hechos, acciones. En "The Strangers", una pareja lo pasa mal porque alguien merodea en los alrededores de la casa. Eso es todo.



jueves, agosto 21, 2008

son of rambow (Garth Jennings - 2007)


El otro día escuché, no sé donde ni si ese mensaje salio de la boca de un personaje de ficción o real como la vida misma, que el que tiene nostalgia de su infancia, es que nunca fue niño. Y oigan, más razón que un santo. Si tengo que hablar desde mi propia experiencia, los 30 no los cambio por nada. Mi infancia padeció la inmunde crueldad de los niños, parecida (salvando las distancias) a las de un psicopata, con tan poca empatía como la de un dictador que se cree sólo en el mundo, y además su ombligo. En Son of Rambow se nos presenta un trozo de la infancia de un niño, cuyo padre ha muerto y vive en el marco de una familia ultrarreligiosa (su madre y su hermanita pequeña). En el momento en el que conoce un pillo, un delincuente de poca monta, su vida da un giro de 360º. Ambos están obsesionados con "Acorralado", aquella gran pelicula de Stallone de serie B, y deciden hacer una película basada en ella, gracias a la cámara que posee el pillo, y a la gran imaginación que desprende el otro crío. Huelga decir que todo es una perfecta excusa para que el director enhebre una historia que respira ternura por los cuatro costados, cine social y humano que trata a los niños como lo que son: personas pequeñas que se pegan y suben a los arboles, que insultan y juegan y se hacen cortes. Todo ello lejos de la pesada moralina que acusa nuestro cine, en ese subgénero que tan bien conocemos como es el de ''perdida-de-la-inocencia''. Porque para hacer este tipo de historias bien, uno nunca debe ceder a la nostalgia, ni analizarlo desde el prisma del adulto. Son Of Rambow se gana a la audiencia a través de una fotografía preciosista, con unos claroscuros dignos de la escuela pictórica holandesa, un uso de la animación perfectamente engarzada con las imágenes reales, y una historia paralela de intercambio de estudiantes franceses que, de tan absurda, se vuelve irresistible. En lo que más flaquea, la descripción de la ''familia'' del niño delincuente, que consta de tan solo un hermano, al tener en la recta final un peso importante y regalarnos algunos de los pasajes más emotivos de la cinta.
Con forma de cuento de hadas y fondo de terrible realidad, Son of Rambow es una cinta muy recomendable, una amalgama de géneros que bien podría haber firmado un Terry Gilliam sin lisergia, o un Ken Loach sin tantas ínfulas socialistas. Que el título, un tanto desafortunado, no os impida disfrutar de una cinta recomendada, esta vez sí, y encarecidamente, a todos los públicos.

lunes, agosto 04, 2008

Kunsten at Grade i Kor (Peter Schønau Fog 2006)


La familia, ese maldito y necesario grupo sectario del que tanto dependemos. Tanto física, como psicológicamente, nos moldea en la infancia y nos deja preparados para un futuro, ya sea aciago o estelar. Y para bien, o para mal. En la historia del cine, muchos acercamientos ha habido al analisis de dicho estamento. Obviando los parabienes del cine moralizante, la familia siempre ha sido vista más como un tumor que hay que erradicar a tiempo, una disfunción que puede arruinarnos la vida. Recordemos cómo en Celebracion, la celebrada obra de Thomas Vinterberg, la caía del padre de familia era completamente necesaria para el saneamiento del grupo: la naturalidad del hijo que entierra al padre, y no viceversa. La caida del rey frente al peón, la estrategia natura, la selección natural.
En Kunsten at Grade i Kor se nota su procedencia danesa por los cuatro poros del celuloide. Tanto en su fotografía como en su soterrado e hiriente sentido del humor, negro, negrísimo, políticamente incorrecto. No es necesario dar demasiados detalles de su argumento: es mejor enfrentarse a esta obra durísima con los ojos ciegos de información, virgenes de prejuicios. Salta de un género a otro con habilidad de orfebre y no busca complacer, ni al espectador, ni al autor en sí mismo, a sabiendas que, sin duda, su obra levantará escandalo allá donde se proyecte: un escandalo necesario que despierte las aburridas conciencias del que piensa que, de puertas adentro, son todo bondades. Las interpretaciones son exquisitas, sobre todo la de la pareja de niños, enfrentados a escenas donde el costumbrismo mas banal se dan la mano con momentos extremos, pocas veces vistos con tanta explicitud en la historia del cine (si acaso me vienen a la mente la obra maestra de Todd Solondz "Happiness", o la incomprendida y olvidada "War Zone" de Tim Roth, películas con las que tiene más de un punto en común.
Es de recibo que esta película se vea por mucha gente, la más posible, y de todas las edades, a pesar de las escenas duras (es obvio que la infancia aquí está desechada, pongamos el tope en la adolescencia). De hecho, debido a que hablan un dialecto del danés excesivamente cerrado, han decidido estrenarla subtitulada, para que llegue al mayot número de personas posible. Es una cinta conmovedora, pulsa las teclas convenientes sin tender al amarillismo y exhibe una sutilidad que, en principio, puede chocar con su malsano sentido del humor. Además de contener una de las escenas más tiernas, preciosas y evocadoras, simbólicas, de lo que va de año. Pongan su p2p a funcionar, que merece la pena.

viernes, agosto 01, 2008

Stuck (Stuart Gordon, 2007)


Ya nos lo contaba Kafka en su agobiante El Proceso: la burocracia es el invento de los ricos para jodernos la vida a los pobres y que desistamos de nuestras intenciones de tener relación con nuestro gobierno, más allá del de los insultos pormenorizados frente a una pantalla de televisión, o el voto del que cada cuatro años ejercemos el derecho. Stuart Gordon seguramente haya tenido algún mal día burocrático, de esos de llegar a la ventanilla y marcharte con el rabo entre las piernas porque, ay, se te olvidó una fotocopia de un ignoto documento, otro que no estaba compulsado...
Stuck salpica su trama con detalles reveladores acerca de como la burocracia puede volvernos desesperados o tomar decisiones abruptas e incoherentes. Y no sólo la burocracia: el miedo al más fuerte también puede paralizarnos a la hora de tomar decisiones relevantes. No es cuestión de desvelar nada de la trama de la nueva joyita de Stuart Gordon, aquel que humedeciera nuestros sueños más húmedos con Re-Animator, aunque el cartel poco deja a la imaginación. Sólo reseñar que con Stuck, Gordon demuestra que es un magnífico artesano de la serie b (como lo es, ni más ni menos, Larry Cohen, últimamente más dedicado al thriller que otra cosa) y que, aunque la historia que vertebra su película pueda sentirse innecesariamente estirada como un chicle, siendo más propia de un corto, es lo suficientemente inteligente para aliñarla con golpes de efecto muchísimo más certeros que cincuenta películas de Ken Loach juntas. De este modo, se nos vuelve a advertir que el cine de horror, cuando se plantea de un modo inteligente y respetuoso para con el espectador, es infinitamente más efectivo como arma social que un puñado de cintas pobladas de desempleados y lunes al sol.
Son solo 80 minutos largos para reflexionar con una bolsa de palomitas frente a ti. Un último detalle. Cómo ocurría con El Pianista, es necesario advertir que la historia de Stuck está basada en hechos reales. Es necesario en tanto en cuanto que se vuelve a hacer real el dicho aquel de 'la realidad supera a la ficción'. Y tanto.

martes, julio 29, 2008

War Made Easy


No vamos a repetir aquí eso de que la realidad siempre supera a la ficción, y que una buena película documental es más terrorifíca que cien muestras de nauseabundo survival horror o slasher movie. Tampoco es nada nuevo saber que los gobiernos mienten, que sólo crean guerras para su propio beneficio, que sistemáticamente manipulan a la gente a través de los medios de comunicación, la propaganda política. Y los EEUU tienen a Hollywood y su ya más que centenaria participación en el mayor espectáculo del mundo (con permiso del circo) para que su propaganda sea el ejercicio de marketing más vistoso, eficaz y práctico, dándose la mano con aquel que crearon los chicos que estaban al mando del enano del bigotillo. "War Made Easy" no es sino otro documental antibélico, ni más ni menos en los tiempos que corren, que si bien es cierto que en algunos momentos roza lo manipulador (se siente, está destinado al público norteamericano que, votando por segunda vez a Bush a demostrado tener un CI por debajo de la media) al subrayar el mensaje que una (monótona y carente de vida) voz en off propiedad de Sean Penn mediante imágenes de desconsuelo infantil, es un documento de obligada visión para todos, sin excepción. Vibrante, con un montaje ágil y un uso apabullante de material televisivo, "War Made Easy" merece la pena al adentrarse en cómo la prensa ''independiente'' se convierte en el aliado perfecto para que el gobierno tenga inmunidad absoluta a la hora de mutilar, masacrar y asesinar. Eso sí, limpiamente, desde el aire, minimizando los ''efectos colaterales''.

lunes, julio 28, 2008

Tropa de Élite


Es dificil intentar hacer comulgar a los detractores de este estupendo film de José Padilha. Esgriman la baza de su supuesta adhesión fascista. Dicen que justifica punto por punto los terribles métodos que la BOPE impone en el mundo sin reglas de las favelas de Río. Que aboga por el uso de la tortura, el uso indiscriminado de la bala entre ceja y ceja, el "dispara bien y no mires a quién". Pues no. Créanme cuando les digo que si en algo es culpable Padilha, es el haber querido ser lo más objetivo posible y no tomar partido ni en un sentido ni en otro. Y se lo ha jugado todo a una carta polémica, espinosa, resbaladiza y que ha de tenerse en cuenta como lo que es: un recurso narrativo cinematográfico (no exento asimismo de detractores), el de la voz en off, que implica un sentimiento de 'sermón', 'adoctrinamiento' o, si me apuran, de 'publireportaje'.
Ocurrió, si mal no recuerdo, algo similar con aquella obra maestra del, por otro lado cineasta intachable y provocador, Paul Verhoeven. Los cortos de miras pusieron el grito en el cielo, ciegos al no ver la sangrante parodia que destilaba la cinta. Quizás no sea el mejor ejemplo para ponerlo al lado de esta "Tropa de Elite", pero sin duda a Padilha se le ha malinterpretado. Y sí, puede ser que él sea el único culpable. Pero déjenme que les diga, que a veces al crítico de cine no se le entiende lo más mínimo: si Padilha hubiese entregado un manifiesto anti-BOPE, se le hubiese tachado instantáneamente de blandengue, cobarde, y políticamente correcto. El pequeño burgués nunca está contento con la manera en que se cuentan hechos espinosos, que sin duda se les quedan cortos, tanto geografica como personalmente.
Tropa de Élite es un vibrante ejercicio cinematográfico que muta como una esponja, que se llena de principio a fin, y que se divide en dos partes: presentación de personajes y resolución de emboscada en fiesta funk en una favela, y la descripción de la operación "Juan Pablo II", una estrategia destinada a "limpiar" la zona para que el personaje pudiese dormir agusto al lado de una favela. En la primera parte uno tiene la sensación de estar asistiendo a una cinta de acción correcta, un tanto esquizofrénica, de montaje hiperquinético, pero al que tampoco se le puede sacar demasiado jugo socialpolíticamente hablando: sí, se nos muestra la situación del todo vale, de la corruptela de la policía que no se deja la piel por una mierda de sueldo, de los pactos con los narcos y de la hipocresia del estudiante de clase media que se mete una raya de coca a la vez que se manifiesta por los crímenes en las favelas (Ay, Padilha, ahí sí se te fue un poco la mano con la demamogia). Pero tranquilos. Está todo pensando: Padilha te engaña y te lleva de la mano a la segunda parte de su cinta de un modo fluido. Cuando te quieres dar cuenta, ya es tarde. El infierno de la BOPE, sus métodos espartanos de instrucción, su uso de la tortura... Todo este tramo es desolador, más si se enfrenta a la primera parte de la cinta, esa que tenía cierto aire a cine de consumo "de denuncia". Y vuelvo a repetir: si de algo es culpable Padilha, es de haber querido filmar del modo más frío posible, y haber dado la voz cantante a un padre de familia trastornado, a un psicópata que maltrata a su mujer (aunque sea dialécticamente) y que lo único que ansía es quedarse en casa y ver como otros matan (bien) en su lugar.
Otra pista para los que braman en contra de la película y su supuesta filiación filofascista: el camino que emprende el estudiante negro, de intachable valedor de sus ideales, honesto, creyente en un modo de hacer las cosas justamente a máquina de matar fría, vengativa. A ver si es verdad que allí, en Río, donde nunca he estado y creo que nunca jamás estaré, es mejor matar antes de que te maten a ti. Que eso esté bien, o esté mal, se lo dejamos al espectador.

martes, julio 08, 2008

Calvaire (Fabrice Du Welz - 2004)


El horror rural no es un argumento que coja desprevenido a cualquier aficionado al género de terror. El american gothic lo ha sobreexplotado de una manera hastiable, y ahora mismo se encuentra en un buen estado de salud gracias a esa nueva corriente del 'turisteo macabro', ejemplificado en películas, más o menos logradas, como "Hostel" y su secuela, "Turistas", "Borderland" o "Las Ruinas". Apartándonos de los inefables Estados Unidos, y centrándonos en nuestro amadodiado país vecino, Francia, si tuviésemos que elegir una película para definir un hipotético "French Gothic", avistariamos en plano corto esta soberbia pieza de carnicero pergeñada por Fabrice Du Welz. "Calvaire", como su explícito nombre indica, describe el descenso a los infiernos de la represión rural de un cantante de cabaret. No hace falta que se describan aquí los detalles argumentales, a poco que haya visto el lector un par de películas cortadas por el mismo rasero. Lo que conviene detallar de una cinta como esta, es el modo en que Du Welz la ejecuta. Nos encontramos con un ritmo seco, pausado, preñado de una fotografía absolutamente espectacular. Si es verdad que hay veces en que el efectismo le pierde un poco (algunas escenas de locura descritas a través del montaje), eso no quita a que la elegancia que respira la cinta sea cara de ver en el género. Por otro lado no se exhibe demasiada casqueria, lo que no es óbice para que el espectador sufra un buen rato con lo que se exhibe en la pantalla.
"Calvaire" es una buena muestra de cine para sufrir, con un puñado de escenas gloriosas (ese baile en el bar, la violación cuasi-múltiple) y un elenco de actores intachable.
Du Welz acaba de estrenar en Cannes "Vinyan" con críticas bastante favorables.

jueves, abril 10, 2008

Paranoid Park


Llegará un día en el que Gus Van Sant acabe haciendo películas mudas. Películas que casi no contengan ni gestos, que todo lo que se cuente se haga con lo mínimo, elementos depurados hasta la línea invisible. Después de la trilogía conformada por Gerry, Elephant y Last Days llega Paranoid Park, premiada en Cannes con motivo del 60º aniversario del festival. Cuenta la historia de un adolescente aficionado al monopatín, que debe enfrentarse a un desagradable accidente en un parque al que sólo van chicos desarraigados y sin futuro (o casi) a desahogar su violenta frustración rodando sobre una tabla de skate. Alex es alguien normal, tan normal como cualquier adolescente con pintas postgrunge. Inane, inocuo, ataviado por la sencillez del conformismo y la rutina, vive en una familia desestructurada, pero eso no es lo que importa. Van Sant nos lleva de la mano a un territorio sinéstesico, con una fotografía abrumadora y sin que lo que se nos cuenta sea demasiado llamativo como para que impere la historia sobre la imagen. Es cine casi abstracto, que se funde con los pensamientos del protagonista, cuya silueta se diluye contra el paisaje y cuyos movimientos percuten en nuestro cerebro como la voz del hipnotista. Su banda sonora despista, el musical de Broadway aparece en momentos dramáticos y el minimalismo apuntala esos paseos por el pasillo que tan bien se le dan al cineasta desde su obra magna "Elephant". Es cine que apela a los sentidos, que se huele, se toca y se come. Y forma aleaciones entre el cerebro y el corazón
Un día, Gus Van Sant hará una película sobre un fondo blanco, en silencio, y nos la creeremos. Y nos gustará. El genio se alcanza con la depuración, y "Paranoid Park" es magra, no le sobra ni le falta nada. Un completo imperio de los sentidos.

miércoles, marzo 26, 2008

Frontiere(s)


Estoy un poco cansado de que todo el mundo diga que las películas de terror son iguales y que, a partir de la aparición de Hostel, todas estén cortadas por el mismo patrón. Todo ello revela un desconocimiento brutal acerca del género, seguramente dado por la indiferencia que produce todo aquel género que se aleja, conscientemente, de la comunidad bienpensante (llamémosle cine social), la comunidad teenager (llamémosle XXX de diseño, y por XXX me refiero a cualquier género) o, simplemente, la comunidad rancia, obtusa y arcaica que asola los medios especializados. ¿Acaso las películas enmarcadas en el holocausto nazi no son todas iguales? ¿Son, entre sí, tan diferentes las películas que narran la vida de los mafiosos arribistas? ¿Y la comedia romántica? O, si me lo permiten, el cine indie de camisas de cuadros y personajes supuestamente inteligentes... Es muy difícil innovar en un género, y, al parecer, eso no se le tiene en cuenta al cine de terror. Frontiere(s) puede que sea una copia más de La Matanza De Texas, esto es, un grupo de jovenes acaban en las manos de unos locos canibales y van cayendo uno a uno. Esto no es óbice para que la ópera prima de Xavier Gens sea una película perfectamente disfrutable, bastante grosera y cazurra, menos gore de lo que esperaba por comentarios vertidos tras su proyección en el pasado festival de Sitges. Es una cinta muy poco sutil, que englobaríamos dentro del 'gore político': lanzar un mensaje a lo bestia, como ya se hiciera en los años ochenta con aquella maravilla de Brian Yuzna llamada "Society" en la que los ricos, literalmente, absorbían a los pobres. En este caso se intenta denunciar el incremento del sentimiento fascista en Francia, con esos jovenes inmigrantes asqueados quemando coches, y Le Pen levantando el brazo y rapando cabezas. Y aunque todo sea expuesto de manera risible y burda (ese momento del padre nazi silbando el Lili Marlen no tiene desperdicio), efectista, el espectador desprejuiciado no puede sino regocijarse ante la avalancha de escenas perfectamente ejecutadas, con una protagonista que lo pasa muy mal, una fotografía espectacular, aunque en ocasiones excesivamente oscura, un par, o tres, de escenas en las que se puede pasar realmente mal (ese momento de atascamiento en el pozo minero...cuidado, claustrofóbicos). No es tan buena como "A L'Interieur", pero es una perfecta muestra de que aún se puede seguir molestando vía tripas y sangre. Mientras haya estupidos en el mundo, las películas con mensaje deben seguir este patrón.

jueves, marzo 13, 2008

The Mist


Quizás tenga que ahorrarme bastantes quebraderos de cabeza, comentarios imbéciles por parte de los cinéflios, esa cohorte de castrados intelectuales que no saben apreciar la calidad de una buena película de género. Pero lo diré alto, y claro. The Mist es una puta obra maestra del cine de género. Y lo es porque trasciende su aparente objetivo de mero entretenimiento para urdir, adaptación de relato corto de Stephen King mediante, un microcosmos en el que se dan cita el fanatismo religioso, las conspiranoias militares, las puertas a otras dimensiones y los bichos de la serie B de toda la vida. No voy a desvelar nada más del argumento. Sólo apuntar que Frank Darabont marcará un antes y un después con esta película, donde todo sucede con una naturalidad pasmosa, donde los momentos bellos y crudos se cuentan a montones, donde el lirismo se funde con una visión nihilista y completamente desangelada de la condición humana y todo lo hace en 130 espídicos minutos, con una cámara en continuo enfoque y encuadre, unos actores desconocidos (a excepción de una brillantísima Marcia Gay Harden) en estado de gracia y unos efectos especiales que no escatiman en nada los detalles gore. "The Mist" es lo que nos hacía falta para volver a creer en los EEUU. Es la película que nunca harán ni Shyamalan ni Spielberg. Una obra anticomercial camuflada bajo la óptica de 'una más'. Y preparen la congoja, por si durante la conclusión de esta bellísima, terrible e inspirada obra maestra, se les cae el alma al suelo. El final va parejo a la descripción de la cinta. Y no digo más. Corran, veanla. Me lo agradecerán.

martes, diciembre 18, 2007

Jack Ketchum's The Girl Next Door


Es tremendamente difícil intentar poner en pie un comentario crítico acerca de una película como "The Girl Next Door". Y es complicado, en tanto en cuanto que verla supone un suplicio, una tortura, una experiencia radical que va más allá de muchos del cine extremo. ¿La recomendaría? no. Nunca. ¿La volvería a ver? Creo que no. Jamás. Entonces, ¿por qué estás aquí, ahora, intentando configurar en palabras un articulo de algo que quieres olvidar para siempre y no volver a recordar? precisamente para eso, para desligarla de mi, porque no bastan mil duchas ni cuatro caricias reconfortantes que te sacudan los malos sentimientos que se agolpan tras verla.
"The Girl Next Door" es una adaptación por partida doble: es traslación en imágenes de la célebre novela de Jack Ketchum del mismo título, que a su vez narraba los hechos (reales) que ocurrieron en el estado de Indiana durante la canícula de 1965. Un matrimonio feriante deja a sus dos hijas pequeñas, una de ellas con una pequeña minusvalía en la pierna, al cuidado de Gertrude Baniszweski, una ama de casa viuda, de 37 años aparentando más de 50, amoral y sociópata. Comienza a sentir un odio furibundo contra una de ellas, la mayor, Sylvia. La culpa de todas sus desgracias. Para entretenerse, invita a los niños del barrio a que fumen y beban cerveza con ella. Un día, de los insultos pasa a los golpes. Y luego a encerrarla en un sótano. Luego los chicos se unen al juego, y durante tres meses la torturaron hasta la muerte, en el que es el caso de violencia física más cruento acaecido nunca en Indiana.
Dicho esto, que sobre papel, o más bien monitor, suena terrible, imagínenlo trasladado a un bucólico suburbio de los Estados Unidos, con una fotografía deliciosa y una banda sonora nostálgica y emotiva. Intenten visualizar el reverso tenebroso de "Las Vírgenes Suicidas", y aún andarán a años luz. "The Girl Next Door" está rodada de un modo impecable: es sutil y elegante, aunque le sobren un par de cámaras lentas. No se recrea en la violencia y es demoledora en su tramo final. No hace concesiones a la galería. Carece de un final feliz que llevarse a la boca. ¿Qué ha motivado su estreno? ¿Quién ha tenido el valor suficiente para financiar este pedazo de infierno hecho celuloide? Y, lo más importante, ¿con qué motivos? Gregory Wilson, el director de la película, ha vomitado una elegante pieza de tortura no explícita, una historia desarmante que acompañará a aquel que la vea durante días. Porque es muy triste hacer este viaje sabiendo que todo lo que se ve en la pantalla ocurrió un día en la realidad.
Es muy difícil hacer un comentario crítico de esta película. Plasma como pocas hasta donde puede llegar la barbarie del ser humano, y la acerca tanto porque nos la muestra de puertas adentro, en una misma familia. Nada de barbaries de la guerra, asesinos en serie tremendistas, terroristas integristas o sectas autodestructivas. "The Girl Next Door" duele porque todos hemos tenido una vecina guapa, unos amigos que maltrataban a los animales, y nos hemos criado en un barrio. Es violencia real, física, que huele y duele. Manténganse alejados de ella. Y si se atreven a verla, que sea bajo propia cuenta y riesgo.

martes, noviembre 20, 2007

Sick Nurses

He de reconocer que no soy muy ducho en pillar a la primera películas de argumento medianamente enrevesado. No relaciono nombres con caras, se me olvidan los propios nombres…incluso las caras… Pero lo cortés no quita lo valiente, y hay veces en que mi inoperancia a la hora de enhebrar argumentos de retruécano se enfrenta a películas cuyo ¿argumento? pretende ser una historia medianamente lineal y no algo que entronca con el surrealismo o con la obra de directores arriesgados como David Lynch. Sick Nurses es una película tailandesa en la que el guión se asemeja a lo que uno se le puede pasar por la cabeza borracho y ve a una chica con el pelo largo y vestida de blanco: entre el calentón y las luces estroboscópicas y de colores nos podemos sumergir en una típica historia de fantasmas en las que aparecen fetos volando, sabanas tendidas en el jardín de un hospital, embarazadas putones, bulímicas a las que el gato se le come la lengua, literalmente, y mucho pelo, mucho mucho pelo. Ya sabemos de la querencia del cine oriental al elemento capilar: aquí van más allá. La villana-espíritu, una especie de locomía adicta al vinilo con el pelazo de Tino Casal usa su pelo para poseer a un grupo de enfermeras que, ojo al dato, están más buenas que el pan y que en el pasado hicieron una cosa horrorosa: matar a una compañera porque se tiraba al médico galán. Entre medias, venta de cadaveres, regalos a tutiplén a todas las enfermeras…si piensan que todo esto no tiene ni pies ni cabeza, están en lo cierto.

Sick Nurses es disfrutable por su bella fotografía, por esos momentos de inusitada belleza, como el cuerpo ahogado en la pecera, pero ahoga todo su potencial al pretender innovar el género de fantasmas clásico con un críptico ‘’argumento’’ que ni el director harto de anfetaminas entendería. Si a todo este desaguisado le añadimos un oscuro caso de transexualidad, escenas homoeróticas en la ducha, y pasajes interminables de tailandesas vomitando para estar esbeltas y pelos, y más pelos, y más pelos… Sólo y estrictamente recomendado para ávidos buscadores de rarezas, bien filmadas, peor contadas y con dos o tres destellos gore.

miércoles, noviembre 07, 2007

Irina Palm


Siempre se ha dicho que cualquier madre daría la vida por su hijo. Si así es, que no lo pongo en duda, ¿Qué no daría la abuela por su nieto, habiéndo engendrado a la que, posteriormente, diera a luz a la pequeña criatura? Situaciones desesperadas precisan de medidas desesperadas: una familia que tiene sólo para el día a día no puede mandar a su hijo moribundo a Australia para que lo curen. Tienen que quedarse mirandolo morir, maldiciendo día tras día el hecho de no haber nacido entre koalas y canguros y sobrepoblación de conejos. La abuela comienza a buscar trabajo. Es una mujer que aún conserva un poco de ese atractivo animal que a buen seguro tuvo en vilo a muchos hombres, el brillo en la mirada de la mujer decidida y obstinada, que ha vivido a la sombra de su difunto, e infiel, marido y que decide tomar las riendas de la vida de su nieto y, de paso, encontrar el fin mismo de la suya de la más retorcida de las maneras. Da con sus huesos en un local de espectáculos eróticos, regentado por Miki, un emigrante entrado en años que le informa de que allí tendrá, nada más y nada menos, que masturbar a los clientes a través del denominado ‘glory hole’: un agujero practicado en la pared por el que se introduce el miembro. Al otro lado se apoltrona día tras día la abuela, al principio asqueada pero con la imagen de su nieto enfermo en la cabeza.
Da gusto asomarse de vez en cuando a películas como “Irina Palm”, películas imperfectas donde las buenas intenciones acaban por erigirse como verdadera razón de ser, de esas que se ven con una amplia sonrisa en la boca. Marianne Faithful está esplendida en el papel de la abuela coraje que, sin ser curandera, sanará al pequeño a través de sus manos. La película de Sam Garbarski plantea algo arriesgadísimo en estos tiempos de corrección política: que una persona pueda encontrar su dignidad, su sitio y la aceptación en un mundo como la prostitución (muy matizada: no es lo mismo hacer la calle que hacer pajas a través de un agujero en una pared). Maggie, la abuela, se siente importante, se saca sus perrillas y, de paso, realiza el viaje inverso que algún día, hará su pequeño nieto: cuando su vida entronca la recta final, en una Inglaterra gris y fría, regala su dignidad para encontrarla magnificada; encuentra el amor en medio de lubricantes e hileras de pervertidos; sonríe como una adolescente entre musica trance y strippers de medio pelo. Comienza, simplemente, a vivir como debería haberlo hecho hace mucho tiempo. Feliz.



fecha de estreno en españa: 14 de diciembre

domingo, septiembre 23, 2007

28 Semanas Después


Ficha

28 Weeks Later
UK / España
29 de junio 2007
Dirección y guión: Juan Carlos Fresnadillo
Intérpretes: Catherine McCormack, Robert Carlyle, Amanda Walker, Shahid Ahmed
101’
Terror, Ciencia Ficción

Lo que la crítica ha dicho:

No es para pusilánimes o débiles de estómago. Es brutal, y casi agotadoramente terrorífica, como debería ser toda película sobre zombies que se precie. Además es inteligente, tanto en sus ideas como en sus técnicas
A.O. Scott - The New York Times

Hay una extraña carencia de suspense entre todo el mareante movimiento de cámara y chorros de sangre
Glenn Whipp – Los Angeles Daily News

28 semanas después es de lo más raro que te vas a encontrar este verano: una secuela que no apesta. De hecho esta explosiva y nerviosa continuación (...) es dinamita para un festival zombie por sí misma. (...)
Peter Travers - Rolling Stone

Secuela de aquella sorpresa que supuso para el rancio panorama del cine zombie, “28 días después”, recordada por todos por imponer la rápidez y velocidad en el caminar del zombie antes que la parsimonia lúgubre y lenta de los clásicos, la segunda cinta de nuestro Juan Carlos Fresnadillo no sólo será recordada por superar con creces la original, que se veía lastrada por un tufillo arengario en su tercio final (recuerden todo aquello de la confusión de identidades entre la maldad del ser humano/militar y el ser humano/zombie, sino además por brindarnos una brutal y feroz muestra de cine de género, infectado en sí misma por el mismo virus que asola Gran Bretaña: muestra de ello son los hiperbólicos movimientos de cámara, a todas luces justificados y esos quince primeros minutos que son de marco. En ellos hay cine de acción, cine social, paranoia conspiratoria, terror psicológico y una somera y cruda mini disección de la cobardía del ser humano. Si a ello le sumamos escenas como la del helicoptero que mutila abriéndose paso, Gran Bretaña siendo bombardeada, y una nada molesta visión sobre la guerra de Irak, podemos afirmar que nos encontramos con la digna sucesora de esa maravilla llamada “Amanecer De Los Muertos.
Antonio Bret – Esquivando al Borrego



sábado, septiembre 01, 2007

sicko


El nuevo azote para el gobierno USA por parte del documentalista Michael Moore lleva por título "Sicko" y se centra en el precario sistema privado sanitario que actualmente juega con la vida de sus habitantes: todo cae en manos de empresas que, paradójicamente a lo que un sistema sanitario debería ser, intenta por todos los medios eludir la responsabilidad de curar a las personas, ya sea por poner mil trabas al acceso del seguro, buscando absurdos antecedentes o, ya en un extremo inhumano, tirar literalmente a la calle a aquellas personas que no pueden pagar la cuota del hospital.
Sería una estupidez por mi parte intentar convencer a la gente de que Michael Moore es una especie de santo. Es un tipo manipulador, amarillista, tendencioso. Sí, pero también es alguien necesario, es un grano en el culo, infantil y pedagógico, que confecciona sus películas como manuales de juegos de mesa para niños de 2 años, sin duda para asegurarse que su mensaje llega clarito, sin dobles lecturas y capacitado para que hasta el más iletrado de sus compatriotas lo pueda entender. Presenta casos reales en los que el paciente, con seguro médico y gracias a argucias despreciables y rastreras, se les es negada la asistencia. Otros casos van mas allá, en los que la entrevista se realiza a familiares de pacientes fallecidos por terceras personas (todo ello adornado, como no, de imágenes de archivo en el que podemos ver al propio paciente.) Va a Europa (Londres, Francia) y a su país vecino (Canada) para mostrarles que allí las cosas funcionan de otra manera. Evita mostrar cualquier aspecto negativo, por lo cual el efecto es más profundo: da igual. Todo el mundo sabe que las cosas no son tan bonitas tampoco en este nuestro glorioso continente, pero, qué quieren que les diga, funciona. Es un documental de propaganda antibush ejemplar: lo muestra como un animal de feria capaz de decirle a la cara de una mujer que se parte la espalda con tres trabajos para pagar un seguro médico incapaz luego de cuidarla que se siente orgulloso de ella. Y, por muy manipulado que esté (ya saben, largos planos de la cara de la paciente medio llorando, música clásica para poner los vellos de punta), lo que se nos muestra no deja de ser una realidad veraz: EEUU ocupa el puesto 37 en cuanto a servicio sanitario, por debajo de países como su archienemiga Cuba; se le pone precio al cuerpo de las personas (reimplantar un dedo medio cuesta 60.000 $, mientras que el corazón, el del anillo, el que muchos eligirán no tanto por el halo romántico sino por una cuestión de dinero, cuesta unos 12.000 $); al gobierno no le importa una mierda la salud de sus habitantes, solo minimizar costes para que los que tengan mucho tengan más. Nada que no sepamos ya. Pero lo realiza con tanta gracia, tiene momentos de tan poca vergüenza (el viaje a Cuba no tiene precio, con abrazo entre bomberos de un lado a otro incluído) y el destino le es tan propicio (pagó anónimamente, hasta ahora, los servicios médicos del gestor de la más importante página anti-moore, ya que su mujer estaba enferma y la web iba a cerrar por problemas económicos) que no podemos dejar de aplaudirle una y otra vez. Por lo menos él hace algo, ya se pueda estar más o menos de acuerdo con sus métodos. El caso es quejarse y no mover un puto dedo.

viernes, agosto 31, 2007

halloween (rob zombie 2007)


Hoy se estrena en EEUU la última película de Rob Zombie, tras el buen sabor de boca que nos dejo a todos con "Los Renegados Del Diablo", secuela de la inferior "La Casa De Los Mil Cadaveres" y que supuso una regresión al sucio y árido cine horror que tanto se practicó en la década de los setenta, auspiciado por el descomunal éxito de "La Matanza De Texas". Como ya debéis saber, se trata del remake-precuela de la seminal "La Noche De Halloween", precursor del slasher (con permiso de la anterior "Black Christmas" de Bob Clark) dirigido por John Carpenter en 1978 y que hasta la llegada de "El Proyecto De La Bruja De Blair" era la película más rentable de la historia del cine.
Como ya ocurrió con "Hostel 2", se ha filtrado un workprint a la red. Dado que su estreno en España no tendrá lugar, como mínimo, hasta navidades (1), ya le he podido echar un vistazo, amén de naufragar por foros del género para ver qué tal le había sentado al aficionado este nuevo ''asalto'' a una obra ''intocable''. Por lo leído hasta ahora, todo o casi todo son críticas negativas. No hay que hacer caso. El "Halloween" es, menos mal, radicalmente distinta a la de Carpenter (2). Y menos mal porque de lo que trata un remake, al menos, es de que el ''autor'' aporte algo distinto a lo ya hecho, que no se limite a ser una fotocopia o, muchísimo peor, un reflejo deformado, bastardo, aséptico, correcto y adaptado a los tiempos, como ha sido casi todo el cine de terror de finales de la década pasada hasta hace bien poco, por culpa de la, por otra parte magnífica, "Scream". "Halloween" está dividida en dos partes bien diferenciadas: la primera cuenta la infancia de Michael Myers. ¿Era necesario tratar este tema? Si bien es verdad que Zombie peque de ingenuo situando al desdichado Myers en un ambiente cenagoso, enajenado, corrompido y putrefacto para así poder, al menos, ''justificar'' el porqué de sus actos, no podemos dejar de pensar, sin embargo, que se trata de otro nostálgico homenaje a los modos y formas del terror de antaño (vean si no como congela la imagen para insertar el título del film). Myers se nos presenta como un niño aislado, un psicópata en potencia, que sin embargo no recuerda sus actos viles. Es encerrado y su psicólogo, un magnífico Malcolm Macdowell pletórico y felizmente recuperado tras su paso por "Heroes", se deja la piel intentando ahondar en su retorcida mente. Tras un desgraciado incidente en el hospital, escapa quince años después de aquellos desgraciados sucesos, y lo que sigue ya se lo pueden imaginar: un típico slasher correctamente dirigido que brilla con especial intensidad en dos de las muertes, una especialmente lograda a través del cristal de una puerta. No hay una especial descompensación entre las dos partes, si bien podemos vislumbrar una cierta domesticación por parte de Zombie, debido sin duda a la presión de los jefazos MyersWeinstein.
"Halloween" resulta así una competente puesta a punto de un personaje ahogado en la parodia de sus vomitivas secuelas. Repleta de caras conocidas por el amante del género (Dee Wallace, Brad Dourif, Danny Trejo, Udo Kier, Ken Foree) una película que se toma muy en serio a si misma (3), que pocas veces trata al espectador como un retrasado mental (de ahí puede que vengan las malas críticas), que se toma su tiempo y dosifica las muertes, increíblemente secas en el tercio inicial y que no se regodea en la sangre ni la adorna con efectismos baratos.


(1) el estreno oficial no tendrá lugar hasta el próximo mes de octubre dentro de la 40 edicion del festival internacional de cinema de catalunya que se celebra cada año en Sitges.

(2)
pese a ello, Zombie homenajea al original explícitamente en una escena que no revelaremos.

(3) tanto es así que no duda de poner a follar como locos a los jovencitos antes de darles carnicería y trufar la película de jugosos desnudos, algo impensable en la avalancha que sufrimos de terrores de diseño

lunes, julio 23, 2007

Le Démon dans l'île - 1983 (Piezas Asesinas)



Siempre que llega el domingo elijo entre las películas que tengo descargadas que aún no he visto. Suele ser una tarea frustrante, porque tengo demasiadas y soy muy indeciso. Esta fue la última que vi en el día, un ripeo de cinta vhs que ni se escucha ni se ve mal del todo. Se trata de Le Démon Dans L'Ile, una oscura, por desconocida, película francesa de los 80, un tanto dificil de clasificar. Podríamos concertar que se trata de un giallo con ribetes fantacientíficos. A saber: una doctora llega a una isla para ocuparse de sus habitantes, después de que estos muestren una cierta desconfianza con el que hasta ahora ha sido su médico de cabecera, el doctor Marshall. Y como para no confiar: imagínense a un cruce entre Jaime De Mora Y Aragón y Pierre Nodoyuna, siempre de chaqueta aunque con un sol de justicia, de esas personas que aunque te estén dando los buenos días parece que estén firmando tu sentencia de muerte. Pues bien, resulta que la muchacha doctora, una especie de Eva Perales sin estrabismo y con belleza pajaril, debería haberse quedado en el país gabacho, ocupándose de los extranjeros o, como bien apostilla eufemísticamente una funcionaria, "continentales". ¿Que por qué? demonios, porque resulta que es llegar ella, y los cacharros se vuelven locos (sí, por eso lo de 'piezas'). El alcalde se corta al afeitarse, pero un corte que no se tapa con un taponcillo de papel, como hace(mos) todo hijo de vecino, sino uno de estos que harían las delicias de Argento. A una vecina le estalla la cafetera en las narices, un burgués se corta unos cuantos deditos al mostrarle a su hacendosa mujer como se colocan las cuchillas del efectivo cuchillo eléctrico que acaba de comprarle por su cumpleaños (se lo merece, sin duda, por tener semejante detalle con ella: le faltaba un par de calcetines blancos con el par de rayitas de colores) o una niña pierde un ojo porque un osito tamborilero le clava una baqueta (!!!). ¿Qué es lo que pasa en esta isla, que parece que el supermercado está enamorado de Stephen King?
"Piezas Asesinas", que así fue llamada en los cines de España, o al menos en los videoclubs de barrio, es una película muy recomendable a pesar de esa trama que no está lo suficientemente explicada. Los personajes que habitan la isla parecen desnortados y manifiestan un machismo galopante; tenemos la ración de desnudos por parte de la guarrilla del pueblo y, por supuesto y en la tradición del mejor giallo, un final delirante, ridículo, fascinante, soberbio, en el que podemos asistir a un par más de muertes rebuscadas (la del horno es impagable) participa un niño que parece pariente de Lauren Postigo, y sorprendentemente, bañado por una poesía romántica, de la tradicional, de la de cementerio y niebla.