La Celda (The Cell, Tarsem Singh - 2000)
Que si un pastiche entre "El silencio de los corderos" y cualquier película "de psicópatas" (dígase esto en un tono de "crítico purista despectivo"), que si es la versión femenina de "Matrix" (pero ¿qué demonios...?), que si tan endeble trama no se puede sostener con tamaña imagineria visual...
Olvídensede todo lo que han oído y leído hasta ahora acerca de "La Celda". Es todo mentira. Incluso esta humilde opinión también es mentira, porque se ha visto claramente influida por la borrachera de imágenes que componen la celda.
A saber: Una científica, un asesino en coma, un detective, una chica encerrada en un cubo de cristal, una búsqueda, escaso tiempo, el desierto, un caballo de madera, un reloj... eso, ni más ni menos, es la trama. No importa que los elementos creen confusión. Tarsem Singh los dispone para perturbar, para componer su obra como si de un auténtico poema se tratase (simplemente con observar, !admirar!, la secuencia final, que establece un paralelismo entre redención/salvación absolutamente deslumbrante, basta).
La primera secuencia ya perturba (y me da exactamente igual que parezca un anuncio de colonias...¿acaso la publicidad, por sí misma, es nociva?). Observar el caballo, vivo hace unos instantes, convertido en madera, con una pata alzada, la silueta recortando la figura...
Tiene momentos de belleza cruel y cruda que se cuentan a puñados. Tarsem dispone sobre el tapiz los elementos que comentábamos antes. Usa lo justo el ordenador (los escenarios son reales) y no se preocupa de explicar temas que no interesan. Porque lo que verdaderamente le interesa a Tarsem y lo que debe interesar al inquieto espectador que, virgen, se acerque a esta película, es encontrar un sentido a sus sueños, emborracharse con imágenes nunca antes vistas... objetivo final ( y, a veces, único) del arte de contar historias por medio del cine. Y a quien le importa la trama? A mi no, desde luego.