lunes, abril 10, 2006

South Pop 2006: Viernes "De corazón, Dominique"



Cayéndose del cartel Tender Forever nos encontramos con Corazón, un dúo madrileño que recoge la esencia de Vainica Doble para dar a luz una serie de canciones que sirven de estampa a los temores de la adolescencia. Con homenaje a Mina y una esplendida interpretación de su delicada "María Del Mar" dividió a los asistentes, entre los que huían espantados por la cantidad de azucar y melosidad vertida, y los que nos quedábamos con medias lagrimas en los ojos. 12Twelve se fueron del post-rock y ahora abrazan el free-jazz. Batería, guitarra, contrabajo y saxofón más teclados. Les pasa como a Experiençe, te lo dicen todo a la primera de cambio y acaban en el tedio. Estructuras irrompibles, improsivación y una actitud un tanto chulesca acabó desvirtuando su aparente intocabilidad en el panorama musical español. The Rosebuds, el trío de Carolina del Norte, se metieron a todo el mundo en el bolsillo con su pop enérgico, fresco y descargado de ínfulas, directo y breve. Era su primer concierto en Europa, presentando canciones de sus dos discos. "Boxcar" y "Back To Boston", entre lo más recordado, con esos guiños a The Kinks o Yo La Tengo. De esos shows que te dejan con una sonrisa en la boca. ¿Qué más se puede añadir a una crónica de Dominique A que no se haya dicho ya antes? animal de la nueva chançon que construye sus épicas y dolientes nanas él solito en escena, gracias a los multiefectos, con el aliciente añadido de que venía presentando "L´Horizon", un inmenso trabajo que contiene cortes tan enormes como el homónimo "L'Horizon", con esas capas y capas y capas de guitarras que tanto agradecimos los shoegazers, "Dans un Camion", con esa innata capacidad para simplificarte el corazón en un abrir y cerrar de melodía, o "La Pleureuse", que sonó como bis. No faltaron, por descontado, ni "Antonia" ni "Pour la Peau". Un gran cierre para una jornada de emociones a flor de piel.

South Pop 2006: Jueves "Los dieciocho de Matt"


Sobre las ocho abrieron Margo, una bella chica francesa, tímida como todas las francesas, o no, cantando sobre bases electrónicas bonitas y amables, deudoras de Lali Puna y St Etienne. Breve y bailable. Matt Elliot acabó regalando el mejor concierto del festival a horas tan tempranas, con su compañero Chris Cole al chelo. Canciones de taberna, de piratas desangelados, de coros brumosos que aparecían verbigracia de la tecnología, con la voz de Elliot grabada sobre sí, ensimismada a veces, exultante en otras. Remataron con dieciocho minutos de éxtasis electrónico ruidista, con ecos a su añorado proyecto The Third Eye Foundation. Impecable. Experiençe siguen en sus trece de ensañarse con el rock de tintes salvajes, apenas acompañado con algún que otro apunte electrónico. Si bien puede decirse que clavan cada una de sus arengas políticas y rabiosas, por otro lado no podemos más que añorar un poco más de movilidad y riesgo. Profesionalidad tecnica pero previsible y un tanto derivativa. Tarwater acabó sumiendome en un profundo letargo del que casi no salgo, con ese aire germánico tan profundo y esa tecnología fría, aspera y monotona. Hasta la mañana siguiente.