martes, febrero 06, 2007

Sam Raimi



Sam Raimi que estás en los cielos. Santificado sea tu nombre. Vuelve a nosotros con el buen cine que siempre te ha caracterizado. El de los personajes torcidos, el de los ambientes opresivos, el de los salvajes comportamientos del hombre.

Comenzaste con muy buen pie. Cuando era pequeño, recuerdo con congoja el lápiz clavado en el tobillo de uno de los personajes de "Posesión Infernal" (The Evil Dead, 1981) , el monstruo putrefacto intentando salir del sotano, Bruce Campbell con el rostro desencajado decapitando a su querida amada...

También cuando vi "Ola de Crímenes, ola de risas" (Crimewave, 1985) y, la verdad, no me lo esperaba. Era algo así como una sátira del género negro, con detectives de mandíbula cuadrada, mujeres fatales y villanos caricaturescos.

Un poco más crecidito, admiré ese cuento de hadas perverso y malévolo que es "Darkman" (Darkman, 1990) . Recuerdo el estadillo del laboratorio de Liam Neeson y el rostro de su novia, desencajado, iluminado por las llamas, recuerdo las caretas de látex, una cabeza asomada en medio de la autopista y un coche que... ¡Crashh!

A medida que iba avanzando en edad, continuaba descubriendo los placeres del gore y, revisando "Posesión Infernal", me atreví a visionar "Terroríficamente Muertos" (Evil Dead II, 1987) . Y más risas, más gore, más Bruce Campbell, más Raimi. Noté influencias de los enloquecidos cartoons de la Warner Bros., del salvaje humor de los Monty Python...

Y acudí, con amigos, a ver el broche de oro de la trilogía, esa encantadora parodia de la "Sword Fantasy", con efectos especiales "Stop Motion" a lo Ray Harryhausen, con más humor que gore, todo hay que decirlo. Pero aún tu cine era perfectamente disfrutable.

Y te perdí la pista. "The Quick And The Dead". Ese spaghetti western con Sharon Stone y Leonardo DiCaprio aún no he tenido el placer (o la desgracia) de verlo. Me entristecí mucho ver cuánto te habías alejado del género por el que yo tanto te había admirado.

Hace dos o tres años, reapareciste tímido, apocado, como con las orejas agachadas y diciendo que habías madurado, que no harías ya ningún film de terror. Aún así, y con lágrimas en los ojos (y porque me invitaron, todo hay que decirlo), acudí presto a ver "Un Plan Sencillo" (A Simple Plan, 1988). Y aunque habías perdido por completo ese mareante y efectivo movimiento de cámara. esa violencia de rojo cómic, tu maldad aún habitaba en tu menudo cuerpo. La nieve cubría un avión derribado, los cuervos les sacaban los ojos a los cadáveres, una bolsa con nosécuantos millones de dólares... y un grupo de seres humanos convertidos en cuervos, sacándose los ojos entre sí.

Y no sé si lo hiciste por el vil metal, por que te gusta el béisbol, o por que estabas liado con Kelly Preston (o con Kevin Costner, quién sabe)... ¿A qué viene eso de "Entre el Amor y el Juego" (For Love Of The Game, 1999)? No la he visto y espero de todo corazón que los negativos ardán en el infierno.

"Premonición" (The Gift, 2000). Sólo a tí se te hubiera ocurrido realizar una versión terrorífica de "Un Plan Sencillo". Un pueblo, cuatro o cinco personajes con problemas y algo pasa...

Has elegido a los mejores actores. Has conseguido de que la dulce Katie Holmes tenga cara de viciosa, de que Keanu Reeves haga un papel aceptable... dotas de ambiente, de cuerpo, de enjundia, una historia sobre el papel nada atractiva, nos entregas una de las escenas más brutales de los últimos tiempos (la de Giovanni Ribisi con el padre), sufrimos, como Cate Blanchett, cada una de sus visiones... Una historia que es más real que fantástica.

Y ya me despido de tí. Has seguido en el fantástico con la más que notable saga de "Spiderman", así que hemos de congratularnos. Esperemos que algún día, nos vuelvas a hacer algo del tamaño de "Evil Dead"

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