miércoles, febrero 07, 2007

Sally Shapiro



El italodisco mola, señores. Ahora que a Coca-cola le ha dado por recuperar el mega-hit de Baltimora "Tarzan Boy" es buena oportunidad de hacer mención a un género lo suficiente denostado por la crítica ''seria'' como para que el que esto suscribe se acercara con cariño y, he de reconocerlo, la piedad que se merece todo aquel que es marginado por la masa intelectual. El italodisco es, ni más ni menos, que música disco originada (y originaria) en Italia, con un acento preeminente en las líneas de sintetizadores futuristas. A finales de la década de los 80, un latino aficionado a mover las caderas llamado Giorgio Moroder le da por experimentar con los primeros sintetizadores, añadiendo a sus queridas canciones house provenientes de la negroide chicago, un tapiz galáctico que le venían como anillo al dedo para desligar un poco el monótono cariz sexual y sudoroso que tanto le debía el house al funky, y expandir un nuevo concepto de lujuria un tanto más futurista, glamourosa y cibernética. Si recordáis los gloriosos temas que realizó junto a Donna Summer sabréis a lo que me refiero. Durante los primeros años de la década de los 80 fue cuando el italodisco gozó de una mayor aceptación entre las discotecas (antes no eran clubes) de toda Europa, creando gemas hedonistas (que en ocasiones han pasado a formar parte del imaginario colectivo) tales como "Boys" de la neumática Sabrina, la melancolía preñada de piano de Gazebo en "I Like Chopin", las letras dadá de Righeira (¿recuerdan 'No Tengo Dinero' o 'Vamos A La Playa'?), la 'Dolce Vita' de Ryan Paris, el italotravestí de Miko Mission en "The World Is You" (con uno de los estribillos más descacharrantes que recuerdo: 'Barcelona yo tengo corrida en la plaza de toros/Now in New York I´m Singing For You/Oh, Oh, Oh'), el "Baila Bolero" o el "Happy Station" de las pizpiretas Fun Fun, la sensualidad MILF de Spagna en "Call Me" o "Easy Lady"...
Entrando en la primera década del Siglo 21, un resurgir del electro propició que muchas bandas tomaran el camino italo para bordar canciones exquisitas, llámense Legowelt, Bangkok Impact, Orgue Electronic o, si me apuran, los mas houseros Metro Area o Michael Mayer, casándolo con el minimal aleman. Y en este 2007 ha aparecido (mentira, el disco se publicó en diciembre de 2006) el disco de una chica desconocida, que no da entrevistas, rubia, llamada (falsamente) Sally Shapiro. Un disco que rezuma italo por los cuatro costados, un pedazo de galleta producida por el sueco Johan Agebjörn (1), que de haber salido unos cuantos meses antes habría encabezado más de una lista (en el webzine pitchforkmedia puntúan con un 8,5 su disco). "Disco Romance", ya desde su bello título, es toda una declaración de intenciones, amor a un estilo plagado de canciones de éxito efervescente y estribillos pegajosos. "I´ll Be By Your Side", "I Know" (Moroder 100% y una de las mejores canciones que el que esto escribe ha escuchado en mucho tiempo), "Find My Soul", "Anorak Christmas"...hit tras hit van cayendo, mientras no podemos más que seguir abriendo los ojos y limpiarnos las babas, frotándonos los ojos (y los oídos) para hacernos creer que sí, que es una realidad, y que ojalá haya venido para quedarse.
Aunque todo apunta a que Sally Shapiro sea una inteligente invención del señor Agebjörn (en su web declara que Sally es muy tímida, que dará muy pocas entrevistas sólo vía email y que se trata de un proyecto de estudio), seguramente este sea el comienzo de más gozosas canciones de esas para bailar 'con lágrimas en los ojos': melancolía y hedonismo, gracias a Sally Shapiro. No se la pierdan, por lo que más quieran.


(1)
Johan Agebjörn es sueco y productor de música electrónica, único miembro de un proyecto de ambient y reciente padre de familia, criado en la composición de piano clásico.

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